Desde los lugares de trabajo remotos hasta el metaverso, los modelos virtuales están transformando la vida cotidiana. La digitalización ha traído la automatización, las decisiones basadas en datos y colaboraciones sin complicaciones. ¿Por qué no hacer que los pagos con tarjeta también sean virtuales?, plantea Oscar Reyes de la Campa.
Una tarjeta virtual es un número único de 16 dígitos creado para las transacciones con proveedores, que revoluciona los procesos tradicionales. Moderniza y ahorra tiempo, reduciendo errores. Además, aumentan la seguridad y la responsabilidad, impulsando la eficiencia de los procesos de cuentas a pagar; son más rápidos, sencillos y seguros.
“Cualquier negocio que acepte pagos con tarjetas de crédito o débito tradicionales, transferencias bancarias o PayPal, es probable que también acepte pagos con tarjetas virtuales. Además, las tarjetas virtuales pueden utilizarse para compras en línea, pagos en tiendas sin contacto e incluso retirar efectivo en cajeros automáticos”, explica el analista financiero.
Las principales marcas, como Visa, Mastercard, Capital One y American Express, admiten emplear tarjetas virtuales a través de aplicaciones de navegador independientes. Es fundamental tener en cuenta que las tarjetas virtuales son de un solo uso, con números únicos, fechas de caducidad y números CVV. Esto restringe su aplicación a fechas, categorías de comercios e importes específicos.
Este tipo de pagos ofrecen importantes ventajas, además de una mayor seguridad, la prevención de robos y la reducción del riesgo de tarjetas de crédito comprometidas. También reducen los costes de procesamiento y agilizan las transacciones, ahorrando tiempo y recursos para todas las partes involucradas.
A diferencia de las transferencias ACH y bancarias, las tarjetas virtuales también ofrecen un amplio espacio para los detalles de la transacción. Además, simplifican los pagos a proveedores, mejorando la rendición de cuentas y eliminando el seguimiento manual.
Asimismo, proporcionan a los usuarios un acceso instantáneo a los métodos de pago al tiempo que controlan el gasto. Por esta razón permiten a las personas gestionar mejor el gasto y evitar los excesos accidentales, destaca Oscar Reyes de la Campa.
“Las tarjetas virtuales optimizan los departamentos de cuentas por pagar, aumentando el capital circulante y agilizando los pagos. Al adoptar los pagos con tarjetas virtuales, las empresas pueden agilizar las transacciones B2B, garantizar la seguridad y mejorar el control de costes. Por ello, se espera que para 2026, este tipo de pagos representarán el 71% de las transacciones B2B”, señala.
“La naturaleza no física de las tarjetas virtuales reduce los residuos plásticos, mientras que los tokens de pago asociados a aplicaciones para smartphones ofrecen comodidad y privacidad, alineándose a las nuevas metas ESG que llaman atención de nuevos y más leales usuarios”, menciona el analista mexicano.
“En esta era tecnológica, ha llegado el momento de que las empresas adopten esta solución inteligente de procesamiento de pagos y aprovechen sus numerosas ventajas para ahorrar costes. Las tarjetas virtuales son el futuro de las cuentas por pagar y están revolucionando la forma de realizar transacciones en el mundo moderno”, finaliza Oscar Reyes de la Campa.
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