Ciudad de México, 11 Oct.- De acuerdo con recientes investigaciones, son los genes de la madre y no los del padre, los que determinan qué tan inteligentes serán los hijos a lo largo de su vida.
El estudio difundido por el diario The Independent recoge la opinión de varios investigadores alrededor del mundo, cuya conclusión apoya ésta hipótesis en la que la inteligencia estaría determinada por la genética de la madre.
Los científicos explican que esto se debería a que la inteligencia se encuentra en el cromosoma X y las mujeres cuentan con dos de éstos genes en su ADN.
Asimismo aseguran haber descubierto que los genes responsables de funciones cognitivas avanzadas heredadas por los padres, quedarían desactivadas automáticamente por lo que la carga genética de la madre sería primordial para dotar a los hijos de esta «habilidad».
Para explicar la teoría, aplicaron un experimento a ratones genéticamente modificados en los que se encontró que aquéllos que contaban con una dosis extra de genes maternos, tenían cerebros más desarrollados, cabezas más grandes y cuerpos mucho más pequeños en comparación con los ratones promedio.
En cambio, aquellos roedores que contaban con una cantidad extra de genes paternos, poseen cuerpos más grandes y cerebros más pequeños.
El siguiente paso fue explorar las células de los ratones y se concluyó que las células con genes paternos, que se acumulan en su mayoría en el sistema límbico, están directamente relacionadas con funciones sexuales, el gusto por la comida o la agresividad, sin que hubiera huella de células en la corteza cerebral.
Pasada la etapa de experimentación en animales, investigadores de Glasgow trasladaron el estudio a pruebas realizadas con personas.
La muestra tomada que tuvo sus inicios desde 1994, cuando entrevistaron anualmente a 12 mil 686 jóvenes de entre 14 y 22 años determinó que en efecto, la inteligencia procedía del coeficiente intelectual de la madre, dictado por las células maternas.
Sin embargo, también concluyeron que no todas las habilidades intelectuales están determinadas por la genética pues es cierto que existen factores importantes como el entorno, la experiencia y las vivencias, las que potencializan esta capacidad.