Analizan liderazgo de Trump

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Ciudad de México, 13 Ene.- Un estudio creado por un grupo de científicos de la City University de Londres para evaluar a partir de los rasgos faciales el estilo de liderazgo de una persona, fue aplicado al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

Los investigadores examinaron factores individuales de liderazgo, tanto psicológicos —rasgos de personalidad, inteligencia, autocontrol y entorno familiar— como fisiológicos —genéticos, características faciales, género, aspectos neurológicos y hormonales— para determinar la posible efectividad de una persona como líder.

El doctor Oguz Ali Acar, de la Cass Business School, dijo que la investigación confirmó que la estatura física, la estructura facial y el género pueden afectar la probabilidad de una persona para convertirse en líder, y que esto coincide con el análisis del rostro de Donald Trump.

«Trump tiene un rostro masculino y avejentado, y su relación entre anchura y altura —fWHRm, por sus siglas en inglés— es alta; encontramos evidencia empírica que vincula este relación con rasgos de liderazgo: aquellos con rostro ancho tienden a ser más agresivos, dominantes y poderosos; también son mejores negociadores y son financieramente más exitosos —por ejemplo, en un estudio encontramos una relación positiva entre la anchura del rostro de los directores de empresas y el desempeño financiero de las firmas para las que trabajan—; no obstante, dicha estructura facial también se vincula con rasgos negativos como el comportamiento poco ético y la explotación de la confianza de otros», afirmó el científico.

«Trump tiene un rostro varonil, que a menudo es percibido como dominante y la gente lo recibe bien en entornos competitivos, como durante la guerra; sin embargo, esos mismos rostros varoniles resultan menos confiables en entornos cooperativos, como en tiempos de paz. Esto quiere decir que el miedo ante la creciente amenaza de terrorismo puede haber contribuido a su elección», puntualizó el doctor Acar, quien añadió que estos aspectos pueden tener impacto en la relación de Trump con otros líderes internacionales.

Acar concluyó diciendo que «la dominancia asociada a los rostros anchos es un arma de dos filos: por un lado, puede ayudar a que los Estados Unidos obtenga mejores resultados en negociaciones internacionales; pero, por el otro, puede dar pie a conflictos.”

 

Con información de Milenio

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