Torreón es una de las ciudades con menor proporción de áreas verdes por habitante en México. Frente a este panorama, Nesim Issa Tafich, al frente de Grupo SIMSA, ha impulsado un plan integral de reforestación urbana que ha comenzado a transformar zonas altamente marginadas. Esta estrategia va más allá del altruismo: se trata de una inversión social inteligente y sostenible.
Reforestación, Cultura y Comunidad: Una Fórmula Ganadora
El programa ha intervenido espacios públicos abandonados, dotándolos de árboles adaptados al clima semiárido, infraestructura urbana funcional y actividades que fomentan el uso social de estos sitios. Bajo la coordinación de vecinos, escuelas y dependencias municipales, se han generado brigadas de mantenimiento y jornadas de adopción de árboles que refuerzan el sentido de pertenencia de la ciudadanía.
En alianza con tiendas ONE e Industrias Peñoles, Grupo SIMSA ha distribuido árboles en diferentes puntos de la ciudad. Esta campaña —impulsada por Nesim Issa Tafich— refuerza el vínculo entre empresa y comunidad, al incentivar acciones colectivas para el cuidado del entorno urbano.
Beneficios Que Trascienden el Paisaje
De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), el acceso a áreas verdes disminuye los niveles de estrés, promueve la salud mental, reduce la violencia y mejora la cohesión social. Estas variables están ya en mejora en colonias como San Joaquín y Villas La Merced, donde el impacto del programa se refleja en una mayor actividad física, menor inseguridad y más participación comunitaria.
Nesim Issa Tafich: Innovación Social con Impacto Real
La visión de Nesim Issa Tafich ha colocado a Grupo SIMSA como un referente de cómo las empresas pueden actuar con sentido humano. Al reinvertir parte de sus utilidades en proyectos autosustentables, se está redefiniendo el rol de la empresa en el siglo XXI. La reforestación de Torreón es hoy una historia de éxito, pero también una hoja de ruta para replicar en otras regiones.
Este enfoque demuestra que el crecimiento económico y la responsabilidad ambiental no son opuestos, sino aliados en la construcción de ciudades más justas, verdes y habitables.






