Ciudad de México, 21 Jun.- Con tan solo 15 años de edad, Víctor Reynoso Martínez es un estudiante mexicano recientemente galardonado con la medalla de oro en la categoría de Innovación en Tecnología, durante el Canada-Wide Science Festival por crear un fertilizante a base de orina humana.
Su proyecto al que ha denominado Pastillas Fertiorin, actúa como fertilizante sólido de lenta liberación y resulta innovador por estar hecho a partir de un «desecho» natural humano.
En entrevista para la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Martínez dijo sentirse orgulloso pues:
“Mi trabajo compitió con otros 50 proyectos de jóvenes de varios países como Canadá, Turquía y Australia, entre otros”
Asimismo explicó que la idea de realizar esta innovación surgió debido a que observó que cerca de su casa hay una parcela de papa y un día vio que los dueños la regaban con aguas residuales y abonaban la tierra con excremento de animales.
“Dije ‘guácala’, yo no me comería eso. Entonces empecé a investigar con qué más se podría regar y encontré que la orina tenía un gran poder fertilizante, y también vi que se podían hacer pastillas fertilizantes a base de algo y decidí que serían de orina humana”, detalló.
De cinco por ciento de orina se conforman las pastillas, añadió el estudiante quien cursa la preparatoria en el Colegio Jean Piaget, ubicado en Tultitlán, Estado de México.
El estudiante mexiquense detalló que la pastilla suelta sus elementos químicos como el nitrógeno, fósforo y potasio cada vez que la planta lo necesite; una pastilla puede ser suficiente hasta por seis meses.
Como método de comprobación, la tableta fue probada en cultivos de papa, haba y frijol que hay en la preparatoria donde estudia Reynoso Martínez de los cuales se obtuvieron resultados favorables.
Reynoso Martínez preciso que en la actualidad el kilo de fertilizante cuesta entre 150 y 200 pesos, mientras que el kilo de su producto tiene un costo de alrededor de 15 pesos.
“La idea es que sea un producto que esté al alcance de toda la gente”.
Su experiencia en el curso de Canadá.
Señaló que pensaba que sería más sencillo, pero la competencia estuvo muy reñida.
“Presentaron muchos proyectos muy interesantes. Algunas de las grandes lecciones que me dejó es que no me tengo que confiar, hay que aspirar a lo grande y siempre luchar por algo más”, apuntó.
El viaje le permitió conocer otra cultura, pero también le sirvió para valorar aún más todas las riquezas sociales, culturales, científicas y tecnológicas que hay en México, además de que le encantó el viaje, declaró.
“Canadá está en otro nivel, pero México no está lejos de eso; en México también hay calidad para alcanzar y rebasar a Canadá y cualquier país que se proponga, solo hay que ponernos a trabajar en equipo por un mismo objetivo”, manifestó.
(Imágenes: Conacyt /vía web)