Cuidad de México, 17 May.- Resulta por demás gratificante y plausible, la labor de difusión cultural que desde sus inicios, ha sido la “línea a seguir” del canal 11 del Instituto Politécnico Nacional (IPN): televisión inteligente, actual y diversa. Prueba de ello lo es su más reciente producción televisiva, la serie “Juana Inés”, la cual aborda, desde diversas y contrastadas aristas, a ese icono nacional tan idealizado y poco conocido.
Sí, porque hay que destacar el hecho de que esta singular figura femenina mexicana resulta desconocida para la inmensa mayoría de nuestros connacionales, y paradójicamente, también lo es para aquellos que se jactan de ser especialistas en el singular personaje.
Controvertida, brillante, contestataria, innovadora, audaz, curiosa, sexuada y notoriamente original, Juana Inés de Asbaje (1651-1695) representa una figura excepcional dentro de los ámbitos de la Historia de México. Como se sabe –y lo destaca de manera espléndida la serie aludida– esta mujer fue perseguida y limitada en sus acciones, creaciones y pensamientos, por la represora Iglesia que imperaba en nuestro país durante el siglo XVII. Por ello el que sepamos poco, si no nada, de sus inquietudes y preferencias sexuales; de sus deseos carnales, de su coquetería innata, producto, a fin de cuentas, de su inteligencia. Este, para mí, fue el más grande logro de la serie televisiva aludida: darnos a conocer ese aspecto primordial de la personalidad y conducta de Juana Inés, que tanto ha sido marginado y limitado por algunos biógrafos, ensayistas y estudiosos del tema. Y es una gran pena que así sea, ya que se nos quita ese factor esencial del quehacer humano (la sexualidad intrínseca en cada persona), a través de esconder, eludir o disfrazar esa su tan peculiar y brillante personalidad. ¿Qué carambas nos afecta que Juana Inés haya tenido preferencias lésbicas o bisexuales? ¿En qué demerita a sus aportaciones en los terrenos de la literatura, las ciencias, la filosofía y el arte culinario? ¿Esto, acaso, hace que nuestra percepción cambie y se deforme por censurarla y juzgarla bajo la lupa (de suyo obtusa) que impera hoy día por parte de la Iglesia?
Por el contrario, lo que a mí me fascinó de la serie, es que nos brinda una Juna Inés más humana, profana, carnal, falible. Y desde estas aristas, podemos apreciar más hondamente su compleja personalidad que se sublima a través de un gran número de manifestaciones de índole diversa. La hace más mundana, más cercana a nosotros. Sin esa ineludible etiqueta de “Sor”, que nos obliga a ubicarla únicamente dentro de un contexto religioso, servil y castrante.
Por todo lo anterior, recomiendo ampliamente esta serie, que considero puede adquirirse en DVD, para que los interesados en este maravilloso personaje, tengan una idea más amplia y objetiva, que, estoy segura, redundará en un mayor y preciso acercamiento a su persona y obra; a su multifacético pensamiento, a su indiscutible inteligencia y sensibilidad. A partir de esta reconsideración, podremos entender de mejor manera sus intrincados y complejos sonetos, sus temores existenciales y sus anhelos fervorosos de cambio y revolución.
Viva esta Juana Inés en cada uno de sus poros y sinapsis, y ojalá su imagen se reconstruya bajo este nuevo aspecto de su sexualidad mal entendida y reprimida.