Ciudad de México, 6 de Jun.- La codicia emerge como un deseo ansioso y excesivo de bienes y riquezas, he ahí uno de los grandes males de la humanidad, que es aprovechada por una élite siempre hambrienta de poder, erradicar la codicia supone entre otras cosas, la propia voluntad de cambio y la implantación de valores humanos que intenten anularla.
La naturaleza del pensamiento en el hombre indica una tendencia a la corrupción en diversas formas como hemos podido ver durante gran parte de la historia. Más allá de las ideas y opiniones que tengas sobre el sistema capitalista, la codicia representa uno de los grandes males del hombre moderno y sus consecuencias nefastas del mundo contemporáneo, éste mal reforzado en últimos tiempos por la propaganda capitalista a todos los niveles. Con esta aseveración no quiero decir que la naturaleza del pensamiento en el hombre esté corrompida desde su nacimiento, pero como hemos podido observar tiende a la corrupción y esto es debido al modus vivendi que implanta la élite de poder en el “inconsciente” del hombre, utilizando diversas formas de propaganda que sirven para someter a los que son y serán sus tributarios.
La codicia sirve entre otras cosas para imponer la competencia entre iguales, de esta forma también la élite se asegura el poder al crear división en la sociedad, haciendo que individuos y grupos estén y permanezcan en constante conflicto y se sometan a los designios por propia convicción. La codicia difiere de la avaricia y se presenta como tal en el excesivo consumismo de las sociedades capitalistas más desarrolladas tanto en la industria como en la tecnología, en este caso la avaricia corresponde a la burguesía y la avaricia más irracional y neurótica a la élite capitalista que ostenta actualmente el poder en casi todos los asuntos vitales que conciernen a la sociedad en general.
No hay que olvidar que la publicidad de la propaganda capitalista tiene como finalidad la creación de deseos en base a los artículos que vende.
Esta la ambición provocada por el deseo, bajo esta premisa la publicidad puede provocar el deseo e insertarse en el pensamiento consciente o “inconsciente” y crear todo tipo de modas y comportamientos en el hombre. Vemos que el deseo tiene dos caras, y que generalmente cuando viene del exterior en forma de propaganda publicitaria es tendencioso y provoca conductas que no son estrictamente propias y personales sino que son moldeadas por expertos que implantan sobre un producto o artículo una forma de ser y también de sentir. La codicia genera violencia en las sociedades capitalistas al estar en permanente competencia principalmente entre la clase trabajadora, que como hemos visto también es divida y enfrentada. La codicia también provoca la mentira entre los hombres, las estrategias y artimañas usadas por aquellos que quieren beneficiarse pueden llevarlo a cabo planificando estrategias y artimañas para engañar al prójimo y así someterlo a su voluntad.
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