A cinco meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la tensión geopolítica y comercial con Asia reconfigura el mapa global de producción y abre nuevas oportunidades para México. En este escenario, Ricardo José Haddad Musi plantea que el fenómeno del nearshoring puede ser una “bisagra histórica” para reposicionar al país como un hub textil competitivo, sustentable y con identidad.
“Este momento comercial debe abordarse como una oportunidad para integrar nuestra herencia textil a las cadenas globales de valor, ofreciendo lo que Asia no puede: cultura, tradición y una narrativa ética de producción”, indicó el especialista mexicano.
Las tensiones arancelarias con China, el endurecimiento del discurso proteccionista en EE.UU. y la fragilidad actual del peso mexicano generan un clima de incertidumbre, pero también de oportunidades estratégicas. No obstante, analistas financieros como BBVA Research anticipan que si las tasas de interés se estabilizan y EE.UU. avanza con su política de relocalización industrial, México podría atraer entre 30 mil y 50 mil millones de dólares en inversiones en sectores como el textil, electrónico y automotriz en los próximos tres años.
Nearshoring con identidad: el valor agregado del textil mexicano
Ricardo José Haddad Musi advierte que el éxito del nearshoring no debe medirse únicamente en términos de capacidad productiva o competitividad en costos, sino en ofertar productos que desde otros países no se ofrecen manteniendo y elevando la demanda.
“Si solo replicamos el modelo asiático de producción masiva sin alma, perderemos una gran oportunidad de diferenciación. Lo que nos hace únicos es nuestra riqueza textil ancestral, nuestros bordados, tintes naturales y técnicas milenarias que aún viven en manos de las comunidades”, subrayó el especialsita.
En México existen más de 139 mil personas dedicadas a actividades artesanales textiles, según cifras del INEGI, muchas de ellas mujeres indígenas que preservan técnicas como el telar de cintura, el bordado tenango o el tejido de lana en telar colonial. Integrar estos saberes al nuevo paradigma del nearshoring permitiría no solo generar empleos, sino también revalorizar la producción ética, local y con identidad.
Las ventajas de producir en México incluyen proximidad geográfica con EE.UU., acuerdos comerciales como el T-MEC, menores tiempos de entrega y reducción de costos logísticos.







