“Nos golpearon a todos, nos llevaron vendados y esposados y, durante dos días, nos estuvieron pegando. Me agarraron los ministeriales y ellos hicieron las declaraciones y nos hicieron firmar todo lo que ellos pusieron y nunca me dejaron declarar y aunque dije que no había dicho nada de eso, no me creyeron y la juez dijo que no me daba más sentencia porque no había más. No pude ver a mi mamá hasta que me sentenciaron, estuve dos meses sin que me comunicaran y mi mamá ya había pensado lo peor porque me había buscado en hospitales, en todas partes y no sabía nada de mí”, narra un menor que fue detenido en Puebla.
Su declaración forma parte del Informe Especial Adolescentes: Vulnerabilidad y Violencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que estudió 730 casos de jóvenes de todo el país, de entre 14 y 17 años de edad, de los tres mil 327 que purgan una condena.
Y es que 57 por ciento de los adolescentes dijeron haber sido severamente golpeados y maltratados en ocasiones durante varios días, por diferentes instituciones de policía al momento de su detención.
El estudio a cargo de Elena Azaola, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), precisa que la tortura es una práctica arraigada, sistemática y frecuente en las instituciones, que para los adolescentes constituyen el comportamiento ‘normal’ de las policías.
“Los testimonios resultan sumamente dolorosos y preocupantes, ya que muestran lo mucho que nuestras autoridades tienen que hacer para erradicar estas prácticas y transformar de raíz a las instituciones donde tienen lugar”, indica el informe.
De igual forma, considera que “las huellas profundas e imborrables de los golpes y malos tratos generan una gran desconfianza hacia las policías y quizás hacia las autoridades en general, que no será fácil de recuperar, especialmente, cuando los adolescentes han podido constatar que estos actos quedaron impunes y ni siquiera fueron tomados en cuenta por los jueces a quienes se los informaron”.
El perfil de los jóvenes que delinquen
En 22 por ciento de los 730 casos estudiados, los menores nunca conocieron a su padre y esto de acuerdo con los especialistas, es un dato que tiene un impacto importante en el comportamiento de los niños y adolescentes.
El 30 por ciento padecieron descuidos o negligencias graves, como no tener atención médica o alimentación.
El 40 por ciento sufrió malos tratos frecuentes y no tuvieron quien los apoyara.
El 34 por ciento padeció insultos, burlas, humillaciones en la escuela o en la casa.
El 12 por ciento sufrieron abuso sexual, más las niñas.
El 68 por ciento de los adolescentes estudiados consumía alcohol y drogas frecuentemente.
El 12 por ciento dijo que no tenía confianza en nadie.
Los niveles de escolaridad que tenían eran de primaria, la mayoría había desertado en secundaria.
“De esos niños que cometieron delitos, los más graves en 34 por ciento fue homicidio, 24 por ciento fue robo con violencia, 13 por ciento secuestro y 12 por ciento, violación”, precisó la investigadora.
Cuatro por ciento cometió robo de vehículo, tres por ciento, delitos contra la salud y 70 por ciento de estos jóvenes utilizaron un arma para cometer el ilícito.
Este estudio realizado por la CNDH propone que se diseñen políticas públicas de prevención del delito en adolescentes.
Con información de www.cndh.org.mx/sites/all/…/Informes/Especiales/Informe_adolescentes_20170118.pdf
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