José «Pepe» Mujica se convirtió en una figura emblemática de la política latinoamericana por su estilo de vida austero.
Y, sobre todo, por haber liderado un experimento político sin precedentes en el continente: legalizar la mariguana en Uruguay.
Durante su mandato (2010–2015), Mujica impulsó una de las reformas más audaces y polémicas de su gobierno: el control estatal del mercado del cannabis recreativo.
En 2013, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar completamente la producción, distribución y venta de mariguana bajo control estatal.
La ley 19.172 no solo despenalizaba el consumo —que ya era legal desde 1974—, sino que permitía al Estado regular la cadena entera, desde el cultivo hasta el expendio.
Nosotros no defendemos la mariguana, defendemos la libertad», solía decir Mujica ante las críticas.
Y añadía: “La idea no es hacer un paraíso para los drogados, sino quitarle el mercado al narcotráfico”.
La ley uruguaya estableció tres vías de acceso legal al cannabis: cultivo doméstico, clubes cannábicos y compra en farmacias, todo registrado en un sistema estatal.
Cada persona puede cultivar hasta seis plantas, formar parte de clubes con un máximo de 45 miembros y comprar hasta 40 gramos mensuales en farmacias autorizadas.
Para garantizar que el sistema no fuera explotado por el turismo cannábico, el acceso quedó restringido a residentes uruguayos mayores de 18 años registrados en una base de datos estatal.
Modelo uruguayo
A más de una década de su implementación, diversos estudios académicos y evaluaciones internacionales coinciden en que el modelo uruguayo no ha generado aumentos significativos en el consumo, especialmente entre jóvenes.
Además logró un grado de control sin precedentes. Según el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), hacia 2024, más de 60.000 personas estaban registradas como usuarias, y se estima que más del 70% del mercado recreativo ya estaba abastecido por canales legales.
En paralelo, la criminalidad asociada al narcotráfico no desapareció, pero las incautaciones de mariguana ilegal disminuyeron, y se observó una reducción de delitos violentos asociados a disputas por el control del microtráfico en ciertas zonas urbanas.







