¿Eres escritor y aún no lo sabes?

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estantería de libros

Ciudad de México 24 de Mayo

El oficio de Escritor es tan remoto que resulta bastante difícil trazar sus inicios. A lo largo del constante devenir de la Historia Universal, tenemos demasiados ejemplos de artistas que han sublimado, de manera genial y bella, cada una de sus emociones a través de la tinta y el papel; a través, también, de desarrollar un oficio disciplinado, sacrificado y más bien mal visto por la sociedad en general: el de ser “escritores de tiempo completo”.

Y es que acaso, cuando piensas en un escritor, ¿no te remites a una escena idílica y arquetípica como la del artista en una buhardilla mal alumbrada, fumando un cigarro tras otro, bebiendo incontables tazas de café o vasos de whisky con hielos, apartado de la sociedad de manera voluntaria, escribiendo en su máquina Remington o en su PC-Laptop, durante horas y horas? Horas en las cuales buscará con verdadero frenesí la mejor palabra que encaje a la perfección en uno de sus personajes, y con ésta le dé ese giro inesperado a su relato-narración.

Por lo general, este personaje es visto socialmente como una persona que decidió no realizar estudios académicos formales, serios y rentables, y que por esta razón, simplemente se dedicó a escribir sobre varios tópicos. La gente, en su mayoría, todavía no alcanza a entender cómo un escritor de tiempo completo pueda sobrevivir inmerso en un mercado tan materialista, costoso y demandante. Cómo, se siguen preguntando, poder solventar todos los gastos de un hogar y de una familia a través de historias, frases, personajes y diálogos.

Pero justamente aquí radica la verdadera vocación del escritor serio y comprometido: sacrificar algunos de los aspectos de socialización y logros esperados (a nivel status económico) que la sociedad ha estereotipado de manera inconsciente e irresponsable.

Comprometerse con todos y cada uno de los riesgos imaginables, en una aventura que puede conducirlo a lugares insospechados, al fracaso, al olvido, a la irremisible pérdida del tiempo. Porque sí, este es uno de los grandes retos: invertir tiempo, energía, anhelos, expectativas, en algo que casi nunca fructificará ni se verá recompensado de manera monetaria. De marginarse, en la soledad, para buscar esa tan preciada y escasa inspiración efímera; de trabajar jornadas enteras sin horario determinado en espera de un adjetivo, un verbo, una preposición adecuada. Y todo esto bajo la esperanza remota y frágil de pensar que se está escribiendo “algo de valor y trascendencia”, algo que remunere dignamente y permita al artista de las letras continuar con su ensimismada vocación mal entendida. Todo, todo hay que sacrificarlo y exponerlo al destino voluble y rastrero, a la irónica zozobra, a la total incertidumbre…

Pero valdrá mucho la pena si se logra una novela decente, un puñado de cuentos o poemas logrados, una pieza teatral representable. Claro que valdrá la pena tantos desvelos, preocupaciones, dudas, regaños, amenazas de los editores, de los amigos, de los colegas. De la autocrítica cercenaría.

En tu caso particular, ¿escribes con cierta disciplina y tesón; te emocionas por los diálogos que se pueden percibir en cualquier escena social; te apasiona coleccionar palabras desde su intrincada etimología hasta sus diversos significados y aplicaciones; te emociona la lectura de biografías de grandes autores que padecieron de todo, sólo para llegar al término de sus vidas a formar parte de la historia a través de un párrafo más bien reducido? ¿Te desvelas o te levantas en plena madrugada a escribir un torrente de ideas y palabras que casi se te escapan de tu cabeza? ¿Te regocijas en tu propia soledad como un semidios incomprendido e ignorado?

Si coincidiste por lo menos en tres de estas consideraciones, sí tienes la madera y voluntad para desarrollarte como un escritor comprometido y valiente. Sí, porque se necesita de mucho valor para desnudarse ante las páginas, las ideas y las palabras. Si ya tienes material suficiente pero las grandes editoriales de la ciudad te cierran sus puertas, no te desanimes. Nunca lo hagas. Ya que siempre existirá un sello editorial que te lea y que se interese por publicar tu obra. La perseverancia es primordial en este quehacer diario.

Aquí te comparto un sello que justamente le da cabida a cientos y cientos de escritores jóvenes –y no tan jóvenes– que desean ver impreso el sueño de su vida. Y para terminar, lo que sí puedo asegurarte es que existen pocas pasiones artístico-expresivas tan intensas y gratificantes como la de ser un “escritor de tiempo completo”.

Contacta: tr3seditores@gmail.com

 

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