Ciudad de Mexico, 10 Jun.- El 4 de septiembre de 1864, como a las 12 horas del día cuando el Presidente Juárez hizo su arribo a este rancho de “El Gatuño”, hoy Congregación Hidalgo, nombre que le fue impuesto por el mismo oaxaqueño en honor al Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y Costilla, a su paso rumbo a la cárcel al ser detenido en Acatita de Baján, cuando se dirigía al Norte del país.
Para Juárez, la caminata era penosa y lenta, debido a los medios de transporte con los que se contaba; carretelas tiradas por cansados caballos, un largo séquito de carretas tiradas por bueyes trayendo en ellas un verdadero tesoro que eran los documentos del México republicano.
La situación no podía ser más difícil para el Presidente Juárez, pues no sólo rodeado sino acosado materialmente por el enemigo, con la gran decepción de la traición que sufrió en Monterrey por Don Santiago Vidaurri entonces Gobernador de esa demarcación y de Coahuila.
Aquella caravana hizo alto en este lugar, para tomar un ligero descanso y dar agua a las bestias y demás animales mientras Juárez se dirigía al Coronel Don Jesús González Herrera que por ser conocedor de estas tierras le servía de guía en esta ocasión, a la vez que ambos entraban a una casa humilde de adobe frente a la cual se había detenido el carruaje.
-Bien, bien, Coronel, me siento satisfecho de poder encontrar aún hombres liberales, dispuestos a sacrificarse por la Patria cuando ésta más los reclama… muy lejos estamos de la Ciudad de México, pero la capital de la República estará donde se encuentren los Supremos Poderes y los Supremos Poderes los represento Yo y mi Gobierno… son todas estas cajas que conmigo vienen en esas carretas.-
Para su protección, Benito Juárez, tuvo que resguardarse en la Cueva del Tabaco, ubicada en una ranchería llamada El Gatuño, cercana a la ciudad Matamoros, Coahuila.
Las fuentes dicen que el Benemérito de las Américas guardó también en esa cueva los documentos oficiales que conformaban el Archivo de la Nación, pues los llevaba consigo. Las fuentes señalan que cuando terminó la guerra, los también heroicos lugareños devolvieron el Archivo que patrióticamente habían custodiado del trabajo de la Vega de Marrufo y Coahuila.com.