Oscar Reyes de la Campa, analista financiero, destaca la expectativa de que el open banking continúe impulsando la competencia en el 2024, permitiendo a los consumidores evaluar y cambiar proveedores en servicios financieros. No obstante, las instituciones financieras establecidas expresan cautela ante la competencia intensificada.
En respuesta a la dinámica del sector, la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) ha presentado la “Normativa Requerida sobre Derechos de Datos Financieros Personales,” activando la sección 1033 de la Ley de Protección Financiera del Consumidor de 2010. Esta medida busca fortalecer la competencia, limitando el monopolio de datos de clientes por parte de las instituciones financieras.
Para fortalecer aún más la competencia, es crucial adoptar métodos seguros de intercambio de datos, como las API, especialmente para instituciones que ofrecen cuentas de depósito, tarjetas de crédito y billeteras digitales.
Esta iniciativa, que se alinea con la visión de la CFPB, busca empoderar a los consumidores, permitiéndoles cambiar de proveedores de manera fluida y tomar decisiones informadas, resalta Oscar Reyes de la Campa.
Bajo la normativa propuesta, tanto entidades depositarias como no depositarias deben compartir datos específicos con consumidores y terceros autorizados, estableciendo salvaguardias de privacidad y fijando estándares fundamentales.
A medida que los entornos de open banking se expanden globalmente, los consumidores podrían encontrar más fácil compartir datos con instituciones que buscan mejorar servicios financieros, inaugurando una nueva era de utilización responsable de datos, puntualiza el analista financiero.
Con la CFPB avanzando en la elaboración de la norma, se evidencia el creciente potencial de las fintech para aprovechar los datos del consumidor y mejorar la salud financiera. La revolución anticipada en las finanzas del consumidor, impulsada por el open banking, promete servicios y resultados superiores para el consumidor promedio.
En medio de este cambio, los bancos regionales han tomado medidas proactivas, transformando sus operaciones para respaldar a las pequeñas empresas. Priorizando avances y optimización, encuentran el equilibrio entre la vanguardia y las regulaciones, posicionándose para satisfacer las demandas digitales y crear estructuras seguras que fomenten el crecimiento.
De manera paralela, iniciativas de open banking facilitadas por Interfaces de Programación de Aplicaciones (APIs) permiten compartir datos de manera segura entre instituciones financieras y proveedores de terceros, fomentando la colaboración y la innovación.
Esta renovada confianza en las entidades bancarias destaca un objetivo común: mejorar servicios para empresas e individuos. Oscar Reyes de la Campa subraya el papel de ser un buen socio, usando como ejemplo a MANTL.
MANTL va más allá de la infraestructura técnica; ofrece apoyo en gestión del cambio, optimización de procesos y comunicación interna. Con un enfoque consultivo, extrae un valor significativo para los clientes, elemento clave en asociaciones exitosas entre bancos y fintech, apunta Reyes de la Campa.
Los bancos regionales tecnológicos, junto con las fintech, proporcionan a las pequeñas empresas servicios superiores, seguridad robusta, agilidad y una comprensión profunda de sus necesidades. Estos bancos ofrecen una perspectiva holística del sector financiero, mientras las fintech mejoran la infraestructura digital y la experiencia del usuario, permitiendo la adaptación de servicios.
Además, las plataformas de inversión automatizadas democratizan la gestión de patrimonios al proporcionar asesoramiento financiero y gestión de carteras a un público más amplio a costos reducidos, concluye el analista financiero.
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