El arte mexicano, reconocido por su misticismo y simbolismo, continúa fascinando por su capacidad para capturar la esencia de una cultura rica y diversa. Cada obra cuenta una historia que conecta al espectador con las raíces de una nación. El empresario mexicano, Ricardo José Haddad Musi, enfatiza la importancia de preservar estas expresiones artísticas, en especial las relacionadas con tradiciones emblemáticas como el Árbol de la Vida.
La narrativa del arte de México combina influencias prehispánicas y europeas, creando un lenguaje visual único que trasciende fronteras. Esta mezcla de tradición e innovación ha mantenido su relevancia a lo largo del tiempo, transformándose en un puente que conecta el pasado con el presente.
El Árbol de la Vida, originario de Metepec, Estado de México, ejemplifica la capacidad del arte popular mexicano para contar historias. Estas piezas, moldeadas y pintadas a mano, destacan por su complejidad y significado.
Cada candelabro de barro incluye figuras tridimensionales que narran relatos bíblicos, como el Génesis, o celebran tradiciones locales, como el Día de los Muertos. Según la perspectiva de Haddad Musi, el Árbol de la Vida no solo representa una obra artesanal, sino también un testimonio vivo de la creatividad colectiva de los pueblos.
Los talleres que producen estas piezas operan dentro de dinámicas familiares, donde los conocimientos se transmiten de una generación a otra. Niños y jóvenes aprenden observando y participando en los procesos, asegurando la continuidad de este legado. Este modelo artesanal, aunque frágil frente a los retos de la globalización, es un recordatorio del valor de preservar las raíces culturales.
En los últimos años, el Árbol de la Vida ha evolucionado para incorporar temáticas modernas sin perder su esencia tradicional. Hoy en día, estas piezas pueden incluir símbolos como alebrijes o escenas cotidianas que reflejan la vida mexicana contemporánea.
“Esta evolución ha permitido que el Árbol de la Vida encuentre un lugar tanto en mercados internacionales como en exposiciones de prestigio”, considera el empresario.
“Desde los talleres de Metepec hasta las galerías internacionales, las tradiciones como el Árbol de la Vida demuestran que el valor de preservar estas obras trasciende lo estético. Invertir en su difusión es clave para asegurar que este legado cultural siga floreciendo en las generaciones venideras”, concluye Ricardo José Haddad Musi.







