Tras la muerte de Giorgio Armani, las redes recordaron cuando el diseñador abrió las puertas de la alta costura a la actriz mexicana Salma Hayek.
Fue durante uno de los eventos más exclusivos de Hollywood: los Premios Oscar de 1997. Un gesto clave que marcó la carrera de la protagonista de Frida y dejó testimonio del compromiso del diseñador con la diversidad y la nueva generación de talentos.
A mediados de los años noventa, Salma Hayek era una actriz latina en ascenso, con presencia creciente en Estados Unidos pero aún lejos de constituir un nombre habitual en la agenda de las grandes casas de moda.
El universo de las alfombras rojas y la élite del entretenimiento estadounidense se caracterizaba por una selectividad marcada, donde figuras internacionales solían toparse con barreras tanto profesionales como simbólicas.
Giorgio Armani impulsó a Salma Hayek
En ese clima de exclusividad, Giorgio Armani emergió como un aliado inesperado. Para la primera presentación de Hayek en los Premios Oscar, la actriz rememora: “Fue la primera vez que presenté en los Premios Oscar. Es un vestido muy sencillo, en ese entonces no había muchas personas que quisieran vestirme porque no era muy conocida, y estoy muy agradecida con el señor Armani por apoyarme en los inicios de mi carrera”, declaró para Vogue.
El vestido blanco, de silueta lencera y adornado con lentejuelas, se convirtió no solo en el look que acompañó a Hayek en la gala —junto al cantante Luis Miguel, otro ícono latino—, sino también en un símbolo de oportunidad en un contexto adverso para los talentos emergentes y de origen latinoamericano.







