Las personas que viven en el Centro de Atención Médica Meadow Brook tienen un enfermero muy particular. Un perrito que fue salvado del maltrato terminó en un albergue de Estados Unidos. Sin embargo, escapó del lugar y se fue a un asilo de ancianos.
Al llegar se acurrucó en un sofá y durmió ahí toda la noche, pero al siguiente día los trabajadores del asilo llamaron a control animal para que lo regresaran al refugio. Pese a resguardarlo, de nuevo se escapó.
Los internos del Centro de Atención Médica Meadow Brook sufren demencia, tienen alguna enfermedad terminal o simplemente fueron llevados porque nadie más quiso hacerse cargo de ellos. Ahora, el perrito cambió el ambiente del lugar.
El animal había sufrido mucho, le daban miedo algunos ruidos, vivía asustado, con varias cicatrices e incluso una herida que ya había sanado de un disparo que recibió, pero nunca se mostró agresivo.
Todos lo aceptaron inmediatamente
“Soy una persona que mira las señales externas. Lle pregunté al personal: ‘Bueno, él quiere estar aquí’. ¿A alguien le gustaría tener un perro?’”, dijo la administradora del asilo, Marna Robinson.
Todos los habitantes y trabajadores aceptaron tener una mascota, así que se convirtió en el perrito de todos, según Free Press.
A partir de entonces el lomito hace las rondas con y sin las enfermeras, cuidando que los pacientes estén cómodos, dando cariño a los que se sienten mal o solos metiéndose en sus camas para dormir a su lado.
Este perrito llegó a ese lugar para dar amor y felicidad. Los abuelitos, visiblemente emocionados, le brindan cariño y muestran una evidente mejoría en su estado de ánimo desde que el can llegó al lugar.
Según estudios científicos, la presencia de mascotas en los asilos puede contribuir a disminuir la soledad, la depresión y la ansiedad en los residentes.