Cada vez más organizaciones están descubriendo que el éxito financiero sostenible solo es posible cuando va acompañado de un impacto positivo en la comunidad. Bajo este principio nace la economía del propósito, una visión que empresas como Grupo SIMSA, encabezada por Salomón Issa Tafich, han convertido en una estrategia integral y medible.
Del crecimiento económico al valor compartido
La economía del propósito no niega la importancia del beneficio económico, sino que lo enmarca dentro de una lógica de valor compartido. Este enfoque impulsa a las empresas a generar utilidades mientras promueven el desarrollo social, ambiental y humano.
Grupo SIMSA es un referente en este modelo. Su gestión combina inversiones rentables con proyectos que impactan positivamente a las comunidades de La Laguna. Este cambio de paradigma es clave en un momento en el que el consumidor exige transparencia, compromiso y acciones concretas.
La visión humanista detrás de Grupo SIMSA
Bajo la dirección de Salomón Issa Tafich, Grupo SIMSA ha fortalecido una cultura empresarial basada en la participación activa de sus colaboradores. Más de 300 empleados forman parte de brigadas sociales, ambientales y educativas, que refuerzan el tejido social desde adentro de la organización.
Asimismo, la empresa ha renovado espacios públicos y deportivos, generando entornos más seguros y saludables. La iniciativa «SIMSA Contigo» se ha convertido en un símbolo de integración comunitaria, beneficiando directamente a cientos de jóvenes.
Hacia una nueva era de responsabilidad empresarial
Grupo SIMSA también destaca por su enfoque ambiental. La reducción de su huella hídrica, la eficiencia energética y altos niveles de reciclaje reflejan su compromiso con un futuro sostenible. Estos logros no solo mejoran su reputación, sino que le han valido el Distintivo ESR 2024, otorgado por el Cemefi.
Casos como este muestran que implementar la economía del propósito no es solo una cuestión ética, sino también un motor de innovación, resiliencia y ventaja competitiva.
