Ciudad de México, 11 Ago.- A menudo nos colocamos como espectadores de la vida de los demás, pues resulta más fácil opinar sobre algo que no implique consecuencias para nosotros. También acostumbramos a tomar decisiones para nuestra vida personal, escuchando o recibiendo consejos o sugerencias. Convertimos nuestras vidas en un sinfín de decisiones diarias y hemos aprendido a vivir con el resultado de las disyuntivas propias. Disfrutamos los aciertos, buscamos enterrar u olvidar los errores; vivimos y seguimos aprendiendo.
Las redes sociales, el mundo digital, la tecnología termina por desvirtuarnos como seres humanos, o por lo menos en gran parte. Estamos renunciando a la convivencia personal, a mirarnos a los ojos y reinventarnos. La frivolidad de los mensajes de texto -por eso siempre estaré agradecida con el inventor de los emojis- (El japonés Shigetaka Kurita creó el primero casi al final de la década de los 90’s), el término es una palabra compuesta que significa imagen+letra, y considero que es el mejor intento por sensibilizar o humanizar el uso de teléfonos inteligentes, especialmente en los textos. Nos hemos vuelto prácticos en eso de ocultar las emociones.
Pero quizás no estamos cumpliendo con algo básico para crecer ¿nos estamos observando a nosotros mismos? ¿estamos siendo ingratos cuando no nos detenemos a recordar los detalles y nos concentramos en registrar los momentos de la vida en imágenes para Facebook, Twitter, Instagram? ¿Qué nos queda?
Cuando pasen los años y revisemos el camino recorrido, o cuando nos alcance el futuro que tanto rasguñamos con ansias ¿qué lecciones nos dejará nuestro tránsito por esta vida?
Robert Waldinger (Psiquiatra, psicoanalista y sacerdote Zen) es el Director del Estudio de Desarrollo de Adultos, una de las investigaciones longitudinales más completas de la historia de Harvard, y cuyo video cayó en mis manos gracias a uno de esos grupos de WhatsApp que valoro mucho, porque todos los integrantes por el momento están lejos de mí, y de ello les quiero compartir.
“Lecciones del estudio más largo sobre la felicidad” es una grabación de una charla que brinda información y datos sobre la vida y cuestiona ¿Qué nos mantiene sanos y felices? ¿Dónde pondrían su tiempo y energía?
Como preámbulo, y a manera de encuesta a los jóvenes se les pregunta ¿Cuáles son sus metas más importantes en la vida? Y más del 80% contestó que hacerse ricos. Y otro 50% de esos adultos jóvenes, contestó que ser famosos.
La pregunta de ¿Por qué la gente es feliz y saludable? Forma parte de uno de los estudios más ambiciosos de la prestigiada Universidad de Harvard; durante 75 años rastreó la vida de 724 hombres, y es por demás interesante el resultado de las historias registradas. El estudio continúa.
Para obtener datos envían cuestionarios a los que integran este estudio, los entrevistan en salas de su hogar, consiguen sus historias clínicas, hacen estudios de sangre, escanean sus cerebros, hablan con sus hijos, registran las conversaciones con sus esposas. Incluso sumaron a las esposas a la investigación.
¿Qué se ha aprendido? Una cosa es segura, las respuestas de estas lecciones no tienen que ver con riqueza, fama, ni con trabajar mucho.
El mensaje más claro es: las buenas relaciones nos hacen más felices y más saludables.
Y se ha aprendido tres cosas sobre las relaciones: la primera es que las conexiones sociales nos hacen bien, y que la soledad mata (y habla incluso del contexto de estar rodeado de personas y sentirse solo). La segunda, es la calidad de las relaciones más cercanas, y no tiene que ver con el número de amigos. La tercera, es que las buenas relaciones no sólo protegen al cuerpo, protegen al cerebro.
Waldinger rescata muchas aristas, pero les comparto las que más que causaron cierta fijación: que vivir en conflicto es dañino para la salud; que a los 50 años puedes tener no muy buena salud, pero si te encaminas con apegos cercanos, llegas a edades más avanzadas; que la compañía te hace más resistente al dolor; que tienes mejor humor y que conservas más nítidos los recuerdos cuando se deja de ser adulto y uno se introduce a la vejez. Y otra que sin duda tiene un gran peso: una relación de apego seguro con otra persona a edad avanzada, da protección.
Otra cosa es que no importa si tienes peleas, sino que mantengas presente que puedes contar con la otra persona.
Ese estudio es certero: el dinero y la fama no son sinónimos de buena vida, como se cree cuando se es joven. A las personas con buenas relaciones con la familia, los amigos o la comunidad, les va mejor.
¿Qué estamos ignorando en la vida actual? No importa la edad que tengamos, aún estamos a tiempo de cuidar de nosotros.
La buena vida se construye con buenas relaciones. Robert Waldinger. Aquí su charla.
Estamos construidos de momentos, de recuerdos, de experiencias, desencantos y hasta de tragedias. Mi lenguaje favorito siempre será el que se dice con la mirada; siempre voy a preferir esos códigos de alegría, felicidad, coqueteo, asombro, horror, espanto, ira, incluso flojera o desgano ¿cuál es el de ustedes?
3 comentarios
Me gusto mucho el articulo. Infinitas oportunidades para ser felices a cada momento, si entendemos el vínculo entre la introspección y las relaciones interpersonales. Ambas están al alcance de nuestras manos si así lo decidimos
Increíble artículo!!!felicidades Oli! Nos recuerdas la importancia de la introspección y que lo más importante somos nosotros y nuestra relación con los otros.
Wow…. Que descripción perfecta… Una reflexión y fortaleza para la humanidad…. ?