Ciento cuarenta y cinco días después del homicidio en Lomas Taurinas, ocurrido el 23 de marzo de 1994, Mario Aburto Martínez, asesino del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, acusó desde la cárcel al agente del Cisen, Jorge Antonio Sánchez Ortega, como uno de los participantes en el homicidio.
Lo anterior porque en el año 2000, el 15 de agosto de 1994, Aburto Martínez envió una carta al Juez Primero de Distrito en el Estado de México para posponer la diligencia programada para el 10 de septiembre de 1994, y de pasó implicar a Sánchez Ortega.
Según consta en la investigación de la antes PGR, el supuesto segundo disparador fue detenido el día del asesinato e investigado porque su ropa estaba manchada con sangre de Colosio, y de tener un gran parecido con Aburto.
En el informe de la PGR Aburto acepta haber cometido la conducta delictiva, realizando los dos disparos por accidente, pero en el Cefereso, culpa a Sánchez Ortega del hecho cometido…”.
En su momento, la PGR señaló ese día fue detenido Sánchez Ortega, primero porque detectaron que traía la ropa manchada de sangre de Colosio, pero argumentó que se manchó cuando pasó de una camioneta a la ambulancia al entonces candidato presidencial.
De acuerdo al Informe de la investigación del homicidio, el agente salió “positivo de la prueba de Harrison se consideró que (Sánchez Ortega) podía haber hecho algún disparo de arma de fuego, pero al rendir su declaración negó que portara algún arma y menos que la hubiera disparado”.
Pero tras no existir los “elementos de prueba que desvirtuaran su dicho, ante la ausencia de imputación en su contra, se ordenó su liberación con las reservas de ley”.
Con información de Excélsior
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