Los gatos saben enmascarar sus síntomas, los cuales también pueden manifestarse de manera distinta a los de los perros, según los expertos.
Los perros artríticos suelen desarrollar cojeras notables, que se detectan fácilmente en los paseos, mientras que muchos gatos artríticos no muestran signos evidentes de cojera, explicó Elinor Karlsson, genetista de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts y del Instituto Broad. |
Karlsson es conocida por sus investigaciones sobre el genoma canino, pero siempre ha sido amante de los gatos.
El año pasado, presentó Darwin’s Cats, un proyecto científico para la comunidad internacional cuyo objetivo es conocer mejor los fundamentos genéticos de la salud y el comportamiento felinos.
Centrarse en los gatos sí requiere que se hagan algunos ajustes en el proceso para tomar muestras de ADN: a diferencia de los perros, los gatos suelen ser muy reacios a donar saliva.
Karlsson y sus colegas han estado investigando si se podría secuenciar el genoma de un gato utilizando solo unas pocas hebras de pelo recogidas con un peine.
Hasta ahora, Karlsson detalló en un correo electrónico que “la secuenciación del pelaje funciona de maravilla, ¡y tanto los dueños como los gatos sin duda la prefieren!”.
Los datos resultantes podrían allanar el camino para comprender mejor cómo funciona el organismo de los gatos y qué hacer cuando algo sale mal.
Karlsson tenía experiencia de primera mano con los misterios médicos de los gatos.







