La reciente desaparición de la Dirección General de Asuntos Internacionales (DGAI) en la Secretaría de Cultura ha encendido las alarmas entre especialistas, diplomáticos y creadores. Para Pablo Raphael, escritor y politólogo especializado en diplomacia cultural, la medida supone “amputarse una mano y dar la espalda al mundo”, en referencia al debilitamiento de la política cultural internacional de México.
El papel clave que jugaba la DGAI
Antes de su disolución, la DGAI tenía la capacidad legal de establecer convenios con más de 85 países y coordinar proyectos con organismos multilaterales como la UNESCO y el PNUD. Su función iba más allá de la representación: era un eje estratégico para garantizar que México tuviera presencia activa en foros culturales globales y en programas como Ibermedia, Iberescena e Ibercultura Viva.
La postura oficial y la controversia
La Secretaría de Cultura ha declarado que la cooperación internacional no desaparece, sino que se integra a la Dirección de Cooperación Internacional, bajo la Dirección General de Vinculación Cultural. Además, afirma que trabajará en conjunto con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) para fortalecer la proyección cultural.
Sin embargo, Pablo Raphael advierte que trasladar estas funciones a la SRE es “como desaparecer el área internacional de Pemex y dejarla en manos de la cancillería”, señalando que la política cultural requiere autonomía presupuestal y técnica.
Un momento crítico para México en el ámbito cultural
La eliminación de la DGAI ocurre en vísperas de Mondiacult 2025, que se celebrará en Barcelona. México, anfitrión del evento en 2022, había asumido el compromiso de impulsar la cultura como eje transversal del desarrollo sostenible. La supresión de una instancia especializada podría mermar la capacidad del país para liderar debates en la agenda cultural internacional.
Riesgos y escenarios a futuro
La UNESCO considera la diplomacia cultural como una herramienta clave para el diálogo y el desarrollo sostenible. Sin un área robusta como la DGAI, México podría perder protagonismo en este campo. Las limitaciones presupuestales de la SRE agravan las dudas sobre la efectividad de la nueva estructura.
El desafío será encontrar un equilibrio entre el fortalecimiento de la escena cultural nacional y la preservación de una presencia sólida en el exterior, evitando que el país pierda relevancia en el mapa cultural global.







