Ciudad de México 7 Oct.- Queridos lectores, es un verdadero placer volver a estar en este interesante y comprometido espacio editorial. Mi ausencia se debió por concentrarme en la escritura de una novela que estoy por editar, que ya les compartiré en su momento.
Como todos sabemos demasiado bien, esta ciudad no descansa; siempre está en eventos de toda índole. Pero ahora deseo reiniciar mis colaboraciones con un tema que me preocupa e indigna sobremanera: la pésima educación que poseemos los mexicanos. Y al decir educación, no sólo me refiero a la incivilidad manifiesta y alarmante de nuestra carencia de cortesías al momento de manejar, al momento de pedir (u ofrecer) cualquier servicio; sino al concepto global de Educación, por el cual entendemos toda esa serie de conocimientos e ideas que nos movimiento, ajetreo, devaneo constante, y por ello acontecen miles y miles de dan desde la primaria hasta la licenciatura.
Seguimos teniendo una educación de “tercer mundo”, enfocada en vanalidades populacheras, en celebraciones que no son sino pretextos para alejarnos de nuestras actividades laborales y académicas, de seguir viendo esas insulsas y frívolas televisoras que sólo nos embrutecen con sus idioteces, de seguir festejando -cual si fueran héroes nacionales- artistas y cantantes populares de ramplonas melodías y letras, de seguir, fielmente cada fin de semana, los resultados de nuestra mediocre liga de futbol, de no perdernos nuestras insulsas teleno(verlas), de nuestros vulgarísimos cómicos, de nuestros morbosos y tendenciosos noticieros con personajes de doble moral al frente de las cámaras, de los incontables fraudes, sobornos, despidos, asaltos, asesinatos, promesas no cumplidas y alzas indiscriminadas en alimentos, servicios, insumos… Por Dios, ya basta.
Necesitamos una tregua ante esta desaforada avalancha de sinsabores. Necesitamos personas al frente de los salones de clases con verdadera vocación, convicción e instrucción; requerimos de programas de estudio más eficientes y menos castrantes y politizados; maestros y maestras más humanos y no esas gorgonas amargadas que frustran más a los niños y jóvenes, quienes de por sí, llegan a la escuela con una amplia secuela de traumas adquiridos en su propio hogar por sus progenitores.
Nos hace falta ponerle toda la atención que requiere desde hace ya un siglo, al factor de la Educación de calidad en nuestro país, y en particular en nuestra Ciudad de México.
Basta de hablar con groserías, de escribir con espeluznantes faltas de ortografía, de escuchar música-basura con letras acerca de pirujas, hoteles de paso, padrotes-narcos, arrastrados romanticones.
Tenemos, a la brevedad posible, que iniciar una “Cruzada por la Lectura de calidad”. Acercarnos, por favor, a los libros, a la lectura, a la adquisición de conocimientos positivos que enriquezcan nuestro cerebro y por ende a nuestra conducta. Basta ya de tanta negligencia, estrés, deshumanización, gandallismo, tranzas, fraudes, embauques, del sin fin de festejos como pretextos para llenarnos de alcohol y drogas y pretender escapar, ingenuamente, de nuestra pesadilla diaria que nosotros mismos propiciamos. Basta ya de esa sexualidad fácil, hueca, fría y oportunista de eyaculadores precoces que sólo pretenden enderezar su distorsionada autoestima, y de esas mocosas calenturientas que ni siquiera conocen un verdadero orgasmo, anatomía, métodos de contracepción y que se embarazan sin ninguna responsabilidad., es decir, de una verdadera educación sexual.
Basta. Basta. ¡Leamos más y de mejor contenido!
Llevemos con nosotros un diccionario a donde acudamos, para conocer palabras nuevas e incluirlas a nuestro raquítico y limitadísimo vocabulario diario, en lugar de estar encarcelados en esas asquerosas y bizarras Redes Sociales que sólo enajenan y embrutecen.
Basta. Basta. Basta.
La lectura nos hará libres y mejores personas. No busques excusas ni pretextos, por favor lee, lee, lee.
Lic. Mariana Bustamante Castillo
La autora es Licenciada en Psicología Social, Cosmobiología, y es Directora y Productora de las «Cápsulas para la Inteligencia» youtube