¡El Éxito es una ramera!

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exito

Ciudad de México, 11 Oct.- Gran cantidad de ocasiones, a lo largo de mi joven existencia, me he preguntado qué se necesitará para poder alcanzar el Éxito. Y cuando menciono a éste, por supuesto que no me refiero a la ingenua y frívola asociación de éste con la obtención de dinero y bienes materiales. No. Mi pregunta va más lejos, mi duda es más profunda. 

Por principio habría que definir el término Éxito, el cual posee cientos y cientos de interpretaciones, según catedráticos, líderes de opinión, psicólogos, escritores, gurús, iluminados y demás personajes imaginables. Más bien, en mi caso, pondré ejemplos de genios, de talentosos pensadores, creadores, científicos; que vivieron y murieron en la ignominia, sin ser reconocidos, si acaso, más allá de su círculo de amigos y familiares. Se me ocurren de inmediato varios nombres: Carl Marx, Albert Einstein, E. Cioran, William Shakespeare, César Vallejo, Horacio Quiroga…

Pero comencemos con Wolgang Amadeus Mozart, ese genio maravilloso de la música del período clásico, quien junto con Ludwig van Beethoven y Johann Sebastian Bach, son considerados la trinidad suprema dentro de este género musical. Y con los tres aconteció lo mismo: no triunfaron económicamente, no tuvieron un verdadero y amplio reconocimiento en su tiempo, murieron sin ninguna ceremonia (el caso de Mozart es patético, ya que fue enterrado en una fosa común en algún lugar de Viena, y sólo estuvieron presentes el sepulturero y un perro en un día asquerosamente frío y lluvioso).

Con Bach sucedió algo similar; unas cuantas personas asistieron a su entierro, la esposa y un par de hijos, y al día siguiente él ya era un simple dato, un nombre perdido en las fechas de la Historia. En los tres casos tuvieron que pasar siglos para que se les reconociera como los indiscutibles genios que fueron; para que se valoraran sus obras como obras de perfección sublime y sensibilidad insospechada. Claro que el lector podrá argumentar que dentro de este género musical no es extraño que esto suceda.

Pero si lo trasladamos a la música actual, suceden casos semejantes en el rock, en el rock progresivo, en el jazz, entre otros. Por ejemplo, el grupo de rock progresivo británico Camel, nunca tuvo un merecido reconocimiento ni siquiera en Europa, y cuando trataron de hacer una gira en México, allá por el 2005, en un simple teatro pequeño del centro de la ciudad, se inventó que el baterista se había accidentado, y la verdad fue que no se vendieron ni la tercera parte de los boletos.

El bajista de este maravilloso grupo que les recomiendo, vivió un tiempo en un departamento de 50 metros cuadrados en Berlín, y tenía un WV Atlantic 20 años viejo. Ahora vive en una parte de la campiña inglesa en una  cabaña-choza, en medio de sus gallinas, puercos y un caballo flaco que lo transporta a otros poblados cercanos.

Andrew Latimer (vocalista y guitarrista del grupo) tuvo que recibir, hará unos ocho años, ayuda financiera de fans del grupo para costear su operación de trasplante de médula espinal. Otro ejemplo triste en verdad fue el caso del grupo inglés Badfinger, el cual le abría los conciertos a Paul, el exbeatle, y por ello nunca llegaron a trascender, pese a componer verdaderas joyas musicales del género rock de los sesenta y setenta. El extremo fue que por malos manejos y fraudes de su manager, dos de los cuatro integrantes del grupo, decepcionados y asqueados, se suicidaron.

Ahora bien, si uno se pone a buscar por un momento entre las posibilidad casi inagotables de youtube, descubre uno cientos de nombres de artistas dentro del género de la música clásica, de enorme talento y calidad (croatas, armenios, rusos, polacos, checos, belgas, suizos, suecos, finlandeses, norteamericanos, canadienses), pero absolutamente desconocidos. Lo mismo sucede con el rock progresivo, heavy metal, jazz y pop.

En cambio hay artistas como nuestro melancolicón y predecible Martin, vocalista y letrista de Coldplay, que a través de canciones sencillas y “bonitas”, acumulan cientos de millones de visitas en las redes sociales. Ni qué decir de nuestro hawaiano Bruno Mars, que con sus baladitas agradables y sus letras, por momentos cursis, tiene más de un billón, sí, como lo lees, de visitas en youtube. Y no está por demás citar el reciente fallecimiento de nuestro preclaro cantante popular y baladista (noa-noa), quien tuvo exequias que ya las hubiera querido un héroe, estadista, genio, artista, filósofo o científico.

Por ello, insisto, ¿a qué se deberá ese tan rastrero y voluble éxito? ¿De qué depende? ¿Suerte? ¿Oportunismo? ¿Estar en el lugar y momento precisos? ¿Contactos?

El caso es que sigo sin saberlo y sin siquiera sospecharlo. Tal vez sea como lanzar una moneda al aire, sin saber que las dos caras tienen la misma figura. De lo que sí estoy cierta, es de que ese tan peculiar éxito, debe encontrarnos siempre trabajando, bien capacitados y dispuestos a dar nuestro mejor esfuerzo bajo un código de ética y decencia. Tal vez no alcancemos el éxito, es probable. Pero sí tendremos nuestra conciencia limpia y tranquila, lo cual, de suyo, representa todo un éxito.

Hasta la próxima.

Lic. Mariana Bustamante Castillo

La autora es Psicóloga Social, Ensayista en varios portales y blogs, y está al frente de la Dirección y Producción del Proyecto: “Capsulas para la Inteligencia”, que se difunde a través de youtube.

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