Foto de Archivo (AMA)
En medio de los grandes acuerdos internacionales, a veces pasan desapercibidos los detalles que pueden cambiar el rumbo de la economía… y de los derechos laborales; tal es el caso de las recién publicadas Reglas de Procedimiento del artículo 10.12 del T-MEC, acota Alejandro Martínez Araiza.
Dichas reglas hacen referencia a un capítulo que podría sonar técnico, pero que en realidad tiene implicaciones directas en cómo se protege —o se vulnera— el empleo en América del Norte.
Poe ello, el secretario general del Sindicato Nacional Alimenticio y del Comercio (SNAC), no tardó en pronunciarse.
Para él, estas nuevas disposiciones representan mucho más que un ajuste legal: son una oportunidad crucial para fortalecer la credibilidad institucional de México y garantizar condiciones equitativas en el comercio con Estados Unidos y Canadá.
“El dumping no es solo económico, también puede ser laboral. Y eso erosiona la confianza en el libre comercio”, sentenció el dirigente sindical.
Con plazos claros —hasta 315 días para emitir resoluciones— y la integración de paneles binacionales con expertos certificados, las nuevas reglas buscan agilizar y dar mayor legitimidad a las decisiones sobre subsidios prohibidos y prácticas desleales.
Pero Martínez Araiza no se queda en la superficie, pues asegura que la verdadera eficacia de estas normas dependerá de que se apliquen con transparencia y sin ceder ante presiones que fomenten la competencia desleal.
El líder del SNAC ha sido una voz crítica pero propositiva en los foros internacionales.
Y tiene una idea clara, toda vez que dice, no se trata solo de cumplir con el tratado, sino de actualizarlo con visión de justicia social.
Entre sus propuestas para la próxima revisión del T-MEC (prevista para 2026), destacan:
Contratos-ley regionales por industria
Reforma al Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida (MLRR)
Fin a los contratos multisitio y la legitimación simulada
Estas medidas, afirma, no solo fortalecerían la competitividad regional, sino que devolverían la confianza de los trabajadores en un modelo de integración que hoy muchos ven con recelo.
Aunque las reglas ya están sobre la mesa, Alejandro Martínez Araiza lanza una advertencia: habrá situaciones imprevistas.
¿Qué hacer entonces? Su receta es simple, actuar con criterios flexibles, pero siempre bajo un marco de rendición de cuentas.
“La letra del tratado importa, pero más aún el espíritu con que se aplica. México debe defender a sus industrias con firmeza y sin sacrificar derechos laborales” plantea.
El SNAC ya anunció que dará seguimiento a los primeros paneles activados bajo estas nuevas reglas; ya que, lejos de esperar desde las gradas, el sindicato promete ser protagonista en la modernización del acuerdo.
“La región puede ser altamente competitiva, siempre y cuando compita en innovación, calidad y valor agregado, no a costa de los trabajadores”.
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