Ciudad de México, 28 Jul.- Hace dos décadas comenzamos a padecer los primeros brotes de inseguridad con la crisis económica de 1994, pero el mayor recrudecimiento de la violencia y la delincuencia se ubica a partir del 2007, cuando el ex presidente Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico.
Cada vez que prendemos las noticias o leemos el periódico aparece un corolario de tragedias frente a las cuales parece haber cada vez una mayor apatía. He escuchado a algunas personas que han optado por dejar de ver los noticieros o abrir los periódicos, porque la realidad los lastima y se sienten impotentes frente a ella.
¿Pero a caso esa es la salida? ¿Evadir la realidad o esperar a que una figura mesiánica venga a rescatarnos y librarnos de nuestros males?
Yo creo que la solución dista mucho de tomar una actitud de negación o indiferencia. En la medida en la que nos ocultemos o busquemos deslindarlos de lo que sucede a nuestro alrededor, sólo seguiremos siendo cómplices y partícipes de esa realidad.
Eso me quedó más claro que nunca después de haber visto hace algunos días “Encender el Corazón”, una de las películas más conmovedoras y esperanzadoras que he visto. Esta historia sacudió mi alma y encendió mi corazón.
Este largometraje desentraña las raíces más profundas de la violencia que azota a México y brinda una explicación genuinamente distinta frente a las teorías tradicionales que atribuyen la pobreza y la desigualdad como las principales causas de este fenómeno. Existe un argumento más poderoso que deseo que tú, estimado lector, lo descubras cuando vayas a verla.
Está claro que el nivel de deshumanización que hemos alcanzado es intolerable. ¿Cuánto más podemos soportar así?¿Cuánto más estamos dispuestos a atestiguar, experimentar y sufrir para cambiar a México?
¿Por qué pensar que estamos condenados a la desgracia? Yo me rehuso a comprar esa idea, a hundirme en la fatalidad, a empoderar un discurso de tragedia y desaliento, a dejar que el miedo se apodere de mí y restrinja mis libertades más elementales.
Siempre hay una luz al final del túnel y esta película nos plantea esa luz en términos de una propuesta concreta que nos ofrece la oportunidad de levantarnos como mexicanos y reconstruir el destino de nuestro país.
Si somos capaces de optar por la solidaridad en lugar de la indolencia, de comunicarnos en lugar de silenciarnos, de atrevemos en lugar de acobardarnos, de colaborar en lugar de competir, de desvanecer las fronteras que hemos construido entre unos y otros por nuestra condición económica, género, color de piel, posición social, vestimenta y tantas otras “diferencias” como fuente de odio y resentimiento, y si finalmente somos capaces de volver a nuestros orígenes más primarios de humanidad, entonces podremos aspirar a un futuro distinto.
Esta película trastoca las fibras más sensibles y deja huellas indelebles en tu alma y en tu corazón. Te aseguro que después de verla, no serás la misma persona.
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“Encender el Corazón” es una película de Mark Vicente, quien también dirigió el largometraje ¿¡Y tú que diablos sabes!?, que tuvo mucho eco en México.
Foto 1: vía web
Foto 2 y 3: vía facebook
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