Rodrigo Besoy Sánchez revela tendencias clave en Fondos de Impacto
La Red Global de Inversión de Impacto (GIIN) ha informado que el mercado global de inversión de impacto superó el billón de dólares bajo gestión desde 2022 y se prevé que mantendrá una tasa de crecimiento anual de dos dígitos hasta 2030. Este aumento refleja un compromiso sostenido hacia las inversiones que buscan generar un impacto positivo, según Rodrigo Besoy Sánchez, especialista mexicano en inversiones de Fabetri S.A.P.I.
De manera similar, el Fondo Común de Jubilación del Estado de Nueva York ha duplicado sus inversiones sostenibles a $40 mil millones, alejándose de los sectores de petróleo y gas para mitigar riesgos climáticos. Estas acciones representan una reorientación considerable hacia inversiones sostenibles, marcando un claro distanciamiento de los sectores tradicionales de energía.
En Europa, la tendencia se manifiesta en un incremento en las asignaciones de carteras de inversión hacia fondos que cumplen con el Artículo 9 de divulgación de finanzas sostenibles. Este esfuerzo conjunto entre socios limitados no solo fortalece los flujos de capital hacia la transición energética, sino que también subraya la integración de criterios de sostenibilidad en las decisiones de inversión, destacando la relevancia de estos factores en el contexto europeo.
El panorama de inversión de impacto en Europa se caracteriza por una ola de innovación, con numerosos socios generales y fondos de capital riesgo lanzando sus primeros fondos de impacto. Ejemplos notables incluyen el fondo de transición energética de Permira y el Fondo Futuro EQT de EQT, que ha cerrado con un monto récord, consolidándose como el fondo de impacto más grande en los mercados privados hasta la fecha.
Por otro lado, gigantes de capital privado como Ardian, Eurazeo y Tikehau están introduciendo fondos especializados en la conservación de la naturaleza, hidrógeno limpio y agricultura sostenible. Estos fondos, al ganar tracción y demostrar resultados tangibles, no solo amplían las oportunidades de inversión, sino que también proponen soluciones a desafíos ambientales y sociales, reforzando la confianza de los inversionistas en estos sectores.
En Estados Unidos, el interés en infraestructura de transición energética ha captado la atención de socios generales e inversionistas importantes. Empresas como Brookfield, TPG Rise Climate y Blackstone están liderando con fondos dedicados a la infraestructura sostenible, reflejando un cambio estratégico hacia este tipo de inversiones, que responde a la creciente demanda de sostenibilidad.
Marcos regulatorios como el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles anticipan una nueva era de inversión responsable, incitando a los actores del sector a evaluar críticamente las definiciones de impacto y los estándares de reporte, asegurando que las inversiones cumplan con criterios sostenibles y transparentes.
Finalmente, Besoy Sánchez destaca la necesidad de alinear incentivos y fomentar un diálogo valioso entre los interesados para navegar efectivamente la transición hacia alternativas sostenibles.
“La flexibilidad y la colaboración son esenciales para maximizar el potencial de la inversión de impacto en la promoción de cambios positivos en la sociedad y el medioambiente”, puntualiza.
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