En la última década, la Riviera Nayarit ha pasado de ser un destino turístico emergente a convertirse en un referente de innovación en materia de desarrollo inmobiliario sustentable. Sin embargo, una nueva corriente está redefiniendo los estándares del sector: el turismo regenerativo, un modelo que busca no solo reducir los impactos negativos del desarrollo, sino regenerar los ecosistemas, las comunidades y la economía local.
El especialista en sostenibilidad Daniel Madariaga Barrilado destaca que este enfoque marca un cambio de paradigma en la forma de concebir los proyectos turísticos. “Hoy no basta con ser sustentable. La sustentabilidad mitiga el daño; la regeneración crea beneficios tangibles para la naturaleza y las personas”, explica.
Según Madariaga Barrilado, este modelo promueve una visión integral donde arquitectura, ecología y comunidad se entrelazan. Cada proyecto debe aportar a la restauración del entorno natural, el fortalecimiento cultural y el bienestar social.
En la Riviera Nayarit, varios desarrollos inmobiliarios están adoptando el enfoque regenerativo con acciones concretas: restauración de manglares, tratamiento natural de aguas, materiales locales de bajo impacto y movilidad sustentable.
De acuerdo con Daniel Madariaga Barrilado, el valor de estos proyectos radica en su capacidad de integrarse al paisaje en lugar de imponerse sobre él. “Un desarrollo regenerativo se adapta al territorio, no al revés. Se diseña con el entorno, respetando su geografía, su flora y su identidad cultural”, afirma.
Esta visión implica también una transformación en la forma de planear y construir: desde la etapa de diseño hasta la operación cotidiana, cada decisión busca generar un balance positivo, donde la infraestructura aporte resiliencia ecológica y cohesión social.
Más allá del impacto ambiental, Daniel Madariaga Barrilado resalta que el verdadero valor del turismo regenerativo está en su dimensión humana. Los desarrollos que integran a las comunidades locales —a través de empleo digno, capacitación, consumo local y rescate cultural— fortalecen el tejido social y consolidan destinos más auténticos y sostenibles.
“La regeneración comienza cuando la comunidad se convierte en protagonista del cambio”, señala el especialista. En ese sentido, la Riviera Nayarit tiene la oportunidad de posicionarse como un ejemplo global de desarrollo inmobiliario responsable, capaz de conciliar crecimiento económico, bienestar social y restauración ambiental.
Para Madariaga Barrilado, el reto no es crecer más, sino crecer mejor: “Un verdadero progreso se mide cuando el turismo deja una huella positiva en el territorio y en las personas que lo habitan”.
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