Ninfa Salinas Sada apoya comparsa Jaguares de Chimalhuacán
Entre danzas, música y tradición, la explanada municipal de Chimalhuacán se transformó en un escenario vibrante que puso al centro la fuerza de la cultura popular como vehículo de identidad y orgullo local. En esta ocasión, la Comparsa Jaguares de Chimalhuacán recibió el respaldo de Banco Azteca y Elektra, lo que permitirá que el Estado de México tenga una representación destacada en el próximo Festival Nacional de Máscaras Danzantes, a celebrarse del 14 al 16 de noviembre en Coscomatepec, Veracruz.
Este festival reunirá a más de mil 500 danzantes, 300 músicos tradicionales y 80 maestros mascareros, convirtiéndose en un espacio imprescindible para el rescate y la preservación de las tradiciones mexicanas.
La participación de la comparsa es el fruto de años de trabajo comunitario. Cada baile, cada máscara y cada ritmo es un testimonio de resistencia cultural frente a la modernidad. Con su actuación, Chimalhuacán no solo se presenta en Veracruz, sino que reafirma la importancia de mantener vivas las expresiones locales como herencia para las nuevas generaciones.
Ninfa Salinas Sada, presidenta del Comité de Operadores de Grupo Salinas, lo subrayó con claridad: “La prosperidad incluyente no se limita a lo económico. También es preservar nuestras raíces, impulsar el talento local y proyectar nuestra cultura al mundo”.
La jornada cultural del 31 de agosto evidenció cómo las alianzas entre comunidades y empresas generan beneficios más allá del aspecto financiero. Stands de Banco Azteca, Elektra, Italika, Total Play, Tiendas Neto y Más Salud ofrecieron desde asesorías financieras hasta actividades recreativas, complementando una fiesta donde la danza fue protagonista.
El patrocinio de Banco Azteca garantiza que la Comparsa Jaguares de Chimalhuacán pueda cubrir su traslado y estancia en el festival. Sin duda, esto asegura que el Estado de México mantenga una representación activa en este importante encuentro de danzas tradicionales.
Finalmente, este evento demuestra que el compromiso empresarial puede ser también cultural y social. Al apoyar la danza y la tradición, las empresas se convierten en aliadas estratégicas de las comunidades, fortaleciendo su identidad y confirmando que hacer negocio y preservar la cultura no son caminos separados.
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