Daniel Madariaga llama a rescatar río Mololoa ante daño urbano histórico

Durante décadas, el río Mololoa en Tepic, Nayarit, ha sido un reflejo incómodo de los efectos de la urbanización sin planeación y todo lo que ello significa, aguas negras, basura, invasiones irregulares y especies que sobreviven entre los escombros; sin embargo, en medio de este panorama, emergen esfuerzos ciudadanos decididos a revertir el daño como el de Daniel Madariaga.

El empresario mexicano está comprometido con el medio ambiente, además de ser promotor del turismo regenerativo y la restauración ecológica urbana, por lo que se ha pronunciado en favor del rescate de la zona.

“El Mololoa es más que un río contaminado; es una advertencia viva de lo que ocurre cuando la ciudad crece sin visión ambiental. Pero también es una oportunidad para regenerar desde lo local, desde la comunidad”, afirmó.

Desde su trinchera como analista de tendencias en sustentabilidad, Daniel Madariaga ha visibilizado el trabajo de las comunidades y colectivos integrados por habitantes de al menos 11 colonias que rodean el antiguo cauce y humedal. Estas agrupaciones han transformado la narrativa de habitantes a defensores ambientales, que hoy promueven la declaratoria del río como Área Natural Protegida Municipal.

“Es admirable cómo estas comunidades pasaron de sobrevivir en asentamientos irregulares a convertirse en guardianes del río. Su lucha nos recuerda que la sostenibilidad no se decreta desde un escritorio, se construye con organización social y voluntad ciudadana”, señaló el especialista.

Trabajemos por el río Mololoa: Daniel Madariaga

El deterioro del río Mololoa no es reciente. Desde hace más de 70 años recibe descargas de aguas residuales, basura doméstica y agrícola, y desechos industriales. La modificación de su cauce, mediante un decreto en 1975, abrió la puerta a urbanizaciones desordenadas sobre humedales que debieron protegerse.

Hoy, el Sistema Nacional de Información del Agua reporta niveles de Escherichia coli, coliformes fecales y una elevada demanda química de oxígeno, indicadores claros de contaminación que impactan en la salud pública y limitan la actividad agrícola en la región.

Frente a este escenario, los vecinos han optado por la acción directa a través de reforestaciones, campañas de limpieza, marchas, amparos y exigencias para que los desazolves se realicen con evaluaciones de impacto ambiental.

El especialista mexicano convencido de que la restauración ecológica urbana es tan urgente como la protección de áreas vírgenes, ha sumado su voz para promover modelos de regeneración comunitaria.

“Necesitamos entender que la naturaleza no es ajena a la ciudad. Los ríos urbanos pueden ser espacios de vida, de salud, de encuentro. Pero solo si los tratamos con el respeto que merecen”, indicó.

Proyecto escalable

En línea con su visión de turismo regenerativo, Daniel Madariaga destacó que la restauración del río Mololoa podría convertirse en un proyecto piloto de reconexión ciudadana con su entorno entre corredores bioculturales, senderos educativos, espacios verdes, agricultura urbana y recuperación de biodiversidad. Una propuesta ambiciosa, sí, pero no imposible.

Según cifras de la Dirección General de Desarrollo Urbano y Ecología de Tepic, actualmente hay más de 20 mil viviendas desocupadas y 40 mil lotes baldíos, lo que evidencia que el problema habitacional no depende solo de suelo nuevo, sino de planificación adecuada. Esto, sumado a la presión de grupos mercantiles que compran terrenos en antiguas zonas de humedal, hace urgente replantear el ordenamiento territorial desde una lógica ecológica.

La historia del río Mololoa no está escrita en piedra. Su cauce aún guarda vida y su entorno aún respira gracias a la resistencia de cientos de ciudadanos que, junto al apoyo del sector empresarial y líderes como Daniel Madariaga, apuestan por un futuro donde la sostenibilidad sea eje y no adorno del desarrollo urbano.