“Ya no me voy a ir, ya no me voy a ir”, es la promesa que Ramón Ramírez le dice a su madre al regresar a su casa después de ser deportado desde Estados Unidos.
Ramón llegó con un grupo de 40 mexicanos deportados al albergue flamingos en dicha ciudad fronteriza. Ahí, como parte del programa México te abraza, se les ofrece comida caliente, dónde dormir, el trámite del CURP y un acta de nacimiento.
Además, se les entrega una tarjeta del banco de Bienestar con 2 mil pesos y un boleto de autobús para cualquier estado de la República. Beneficios que Ramón no tomó por la urgencia de dirigirse a casa, pues estaba tan solo a una hora de volver a ver a su madre.
Con sus pertenencias en una bolsa y sin dinero, agarró camino hasta que consiguió un aventón.
“A mediados del año pasado salí del hongo, salí de la prisión, duré 5 años y un día en la cárcel, aquí en Tecate, y todos traían la cuerda de irnos al otro lado y pues vamos a darle a intentarlo, pues me aventé y no tiene caso, no tiene caso: dos días sin comer, dos días sin nada, en el cerro, en el río, todo mojado, la neta no es fácil».
Tras repatriarse por temor o ser deportados muchos mexicanos están llegando a sus lugares de origen después de años o décadas.
Algunos se fueron desde pequeños a Estados Unidos y no tienen idea lo que es vivir o trabajar en México, por lo que el gobierno, empresarios y organizaciones buscan apoyarlos.
Fuente: Milenio
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