Las tendencias que definirán el 2025
¿Nos encontramos a las puertas de un momento decisivo en la historia de la humanidad? 2025 se perfila como un año clave, no sólo por los avances que definirán la realidad, sino también en un contexto marcado por tensiones geopolíticas, descubrimientos científicos y la lucha constante contra el cambio climático.
La geoingeniería, antes vista como un concepto de ciencia ficción, ha evolucionado hacia una herramienta práctica en la mitigación de los efectos del cambio climático.
Un ejemplo de esta dinámica es el Proyecto Artemisa, un esfuerzo internacional encabezado por la NASA para regresar a la Luna. Más allá de las huellas humanas, su propósito radica en establecer una presencia sostenible fuera de la Tierra.
Dicho programa facilita la búsqueda de recursos y la minería espacial, optimiza el control de rutas de acceso, refuerza las comunicaciones, incrementa la visibilidad en tierra y consolida estrategias de conexión global.
Con el apoyo de agencias espaciales de todo el mundo, incluida la mexicana, Artemisa se perfila como un preludio hacia una meta aún más ambiciosa: llegar a Marte antes de 2035.
Pero estos avances también nos hacen reflexionar. ¿Estamos tomando el tiempo necesario para evaluar, ética y colectivamente, el impacto de las tecnologías que están dando forma a nuestro presente y futuro?
América Latina no es ajena a este dinamismo. México, gracias al fenómeno del nearshoring, captó más de 35 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa en 2024. Este entorno económico lo coloca como un actor clave para adoptar e impulsar tecnologías emergentes, desde la Inteligencia Artificial (IA) hasta las soluciones de sostenibilidad energética.
Ahora sí, demos un vistazo a las tendencias que marcarán el futuro:
¿Qué otra podría ser? La IA generativa evoluciona rápidamente, dejando atrás su rol de copiloto para convertirse en un agente autónomo capaz de razonar, tomar decisiones y gestionar tareas complejas con mínima intervención humana. Imagine cadenas de suministro autogestionadas, mantenimiento predictivo automatizado e incluso operaciones sensibles ejecutadas por IA.
Martha González, vicepresidenta de Operaciones para la región Norte de Latinoamérica de Capgemini, señala:
“Para el siguiente año, el impacto de la IA y la IA generativa será mucho mayor. Los copilotos que hoy conocemos impulsados por IA dejarán de ser un simple acompañante del trabajador para profundizar en el trabajo, conocimiento e incluso lenguaje de cada especialidad.
Comenzarán a funcionar de forma más autónoma, al tiempo que proporcionarán resultados más confiables basados en pruebas y serán capaces de realizar tareas en cadenas de suministro y mantenimiento predictivo”.
El sector de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en México creció 7.92 por ciento en los últimos 10 años, lo que lo coloca en el quinto lugar de 28 países analizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En un escenario donde la IA potencia tanto los ciberataques como las defensas, el 2025 será un año decisivo para la seguridad digital.
La necesidad de confiar en sistemas cada vez más autónomos impulsa el desarrollo de herramientas de autodefensa cibernética capaces de detectar y neutralizar amenazas automáticamente. Más allá de la mejora de los algoritmos de cifrado, la ciberseguridad se enfoca en la anticipación y la respuesta autónoma.
Sólo en México, según la Asociación de Internet MX (AIMX), el 82 por ciento de los internautas identificaron el robo de datos personales como el principal riesgo al navegar en la web en 2024, destacándose como una de las vulneraciones más preocupantes en el ámbito digital.
Al respecto, Javier Díaz Evans, director General Global de A3Sec, enfatiza:
“Aunque es cierto que la protección de datos es fundamental, los riesgos de una IA avanzada van mucho más allá de la simple seguridad cibernética. La cuestión central es cómo gestionar y regular esta tecnología para que sus beneficios sean aprovechados sin comprometer los derechos fundamentales de los individuos ni la estabilidad global.
“El camino hacia la superinteligencia debe ser cuidadosamente planeado, con un enfoque integral que garantice que los avances tecnológicos se alineen con los intereses éticos, sociales y económicos de la humanidad. Sin un marco adecuado de regulación, los riesgos mencionados podrían materializarse, afectando la privacidad, la seguridad y la libertad de los individuos, y generando consecuencias negativas a escala global”.
Gracias a la IA generativa, los robots están adquiriendo la capacidad de adaptarse a entornos diversos y aprender de sus experiencias. En 2025 se espera la presencia de humanoides y cobots (robots colaborativos) trabajando mano a mano con humanos en tareas complejas, transformando sectores clave como la manufactura, la logística y la agricultura.
Según Statista, se prevé que los ingresos del mercado de la robótica de servicios alcancen los 36 mil 200 millones de dólares en 2024, con un crecimiento anual compuesto (CAGR) estimado del 11.2 por ciento entre 2024 y 2029, lo que resultará en un mercado valorado en 61 mil 620 millones de dólares para 2029.
En países como China y Estados Unidos, los robots ya están realizando tareas como la limpieza de quirófanos o el reparto de productos, marcando un nuevo estándar en eficiencia y precisión.
Los copilotos que hoy conocemos impulsados por IA dejarán de ser un simple acompañante del trabajador para profundizar y comenzarán a funcionar de forma más autónoma.
Sally Epstein, directora de Innovación de Cambridge Consultants, asegura:
“Los humanos tenían una comprensión intuitiva del mundo que les permitía hacer cosas como navegar por lugares nuevos con facilidad. Sin embargo, esto había estado ausente en la robótica hasta hace muy poco. La robótica impulsada por IA transformó industrias al integrar modelos avanzados de IA con sistemas robóticos. Esta sinergia permite que los robots realicen tareas complejas con una adaptabilidad similar a la humana”.
“La robótica ya había tenido un gran impacto en los negocios, pero siempre faltaba algo. Era un desafío enseñar nuevos comportamientos a los robots con las técnicas anteriores, que eran lentas, inconsistentes e ineficientes, y generalmente se enfocaban en tareas simples en entornos igualmente simples. Pero ese no es el mundo en el que vivimos”, agrega.
La llegada de la computación cuántica plantea desafíos y oportunidades sin precedentes. Frente a esta revolución tecnológica, la criptografía post-cuántica emergió como la solución para proteger los datos ante la capacidad de los ordenadores cuánticos de vulnerar los cifrados tradicionales.
En ese contexto, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de Estados Unidos publicó recientemente tres estándares de algoritmos de criptografía post-cuántica. Diseñados para resistir ciberataques de computadoras cuánticas, estos pueden utilizarse para “asegurar una amplia gama de información electrónica, desde mensajes de correo electrónico confidenciales hasta las transacciones de comercio electrónico que impulsan la economía moderna”, según distinguió el NIST.
La protección de información sensible en sectores como el financiero y el gubernamental es crítico. La criptografía post-cuántica establece nuevos estándares de seguridad y garantiza la confidencialidad en un mundo cada vez más hiperconectado.
Declarado por la ONU como el Año Internacional de la Ciencia Cuántica, el 2025 podría marcar el inicio de un impacto tangible de la computación cuántica en nuestra vida cotidiana. Con un poder de cálculo cientos de millones de veces superior al de las computadoras tradicionales, esta tecnología promete revolucionar áreas como la modelización del clima, el descubrimiento de materiales, la energía limpia y la encriptación.
Además, tendrá una profunda influencia en la evolución de la inteligencia artificial, acelerando procesos como el análisis de lenguaje natural, la conducción autónoma y la visión por computador.
Es una oportunidad única para reflexionar sobre cómo la ciencia cuántica no solo fundamenta el mundo físico que habitamos, sino también impulsa la innovación tecnológica, da forma a políticas públicas, afecta la economía global e incluso deja su huella en el arte y la cultura.
“Estamos en un momento clave donde tecnologías como la IA, la ciberseguridad y los avances en sostenibilidad están transformando industrias enteras. La innovación no sólo está acelerando, sino que también se está democratizando, permitiendo a empresas de todos los tamaños participar en esta revolución tecnológica”, subraya Manuel Ruiz, experto en tecnología y vicepresidente de la práctica de Innovación y Tecnología en JeffreyGroup.
Un estudio del Foro Económico Mundial prevé que para 2025 la automatización y una nueva división del trabajo entre los seres humanos y las máquinas desplazarán 85 millones de empleos en todo el mundo en empresas medianas y grandes de 15 industrias y 26 economías.
Con información de El Sol de México
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