Un artículo en Smithsonian Magazine discute varias teorías sobre por qué los perros mueven la cola, incluyendo la «domestication syndrome» y la «domesticated rhythmic wagging» hipótesis.
Sugiere que pueden haber seleccionado este comportamiento durante la domesticación por su carácter rítmico o porque estaba asociado con rasgos deseables como la amabilidad. Además, se revisaron más de 100 estudios, destacando que utilizan su cola principalmente para comunicarse, a diferencia de otros animales.
Otra investigación publicada en la revista «Current Biology», investigó cómo los perros responden de manera diferente a la cola de otros perros moviéndose hacia la derecha o hacia la izquierda.
Los investigadores descubrieron que, al igual que los humanos, los perros tienen cerebros asimétricos, lo que significa que los hemisferios derecho e izquierdo desempeñan roles diferentes en el movimiento y las emociones.
Los resultados del estudio mostraron que los movimientos de cola hacia la derecha, asociados con la activación del hemisferio izquierdo del cerebro, suelen estar relacionados con emociones positivas, como el placer de ver a su dueño.
Asimismo, los movimientos de cola hacia la izquierda, vinculados con la activación del hemisferio derecho, suelen indicar emociones negativas, como ver a un perro desconocido o dominante.
El estudio utilizó videos de perros reales o siluetas de perros que movían la cola hacia la derecha o hacia la izquierda, y observó las reacciones de otros perros. Los perros observadores mostraron más relajación y menos estrés cuando veían colas que se movían hacia la derecha.
Pero mostraron signos de mayor estrés, como aumento del ritmo cardíaco y comportamientos de ansiedad, cuando veían colas que se movían hacia la izquierda. Esto sugiere que pueden interpretar la dirección del movimiento de la cola de otros perros y que esto afecta su estado emocional.
La investigación sugiere que la dirección del movimiento de la cola podría ser una importante señal de comunicación que afecta cómo se acercan o evitan a otros perros.
Aunque este comportamiento puede no ser una comunicación intencionada entre estos animales refleja la activación diferencial de los hemisferios cerebrales y puede tener implicaciones prácticas para los veterinarios y dueños al interpretar el lenguaje corporal canino.
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