Para salvar al ajolote mexicano, especie endémica en peligro de extinción, primero hay que salvar su casa, pues Xochimilco enfrenta problemas como la urbanización, la gentrificación, la contaminación del agua y la introducción de especies como carpa y tilapia.
Por ello, Vania Mendoza Solís, investigadora de la UNAM, de 28 años, coordina la campaña Adoptaxotl 2024-2025.
Tiene como fin buscar fondos y restaurar el hábitat de este anfibio, mediante el apadrinamiento virtual de un ejemplar en cautiverio.
Y es que cuando Vania Mendoza Solís era niña su abuela le contaba que en los canales de Xochimilco se podían encontrar ajolotes y peces. Sin embargo, la hoy maestra en Ciencias del Mar y Limnología nunca ha podido ver a uno en su hábitat natural.
Ya en el posgrado encontró el lugar donde pudo compartir estas preocupaciones con otros expertos del Instituto de Biología y pobladores, quienes desde años han sumado sus esfuerzos para devolverle su vitalidad a los canales.
“Eso me metió a mí la espinita de querer hacer algo por Xochimilco y pues estudié la carrera de Biología y realicé mi maestría en Ciencias del Mar y Limnología, fue ahí cuando encontré al Laboratorio de Restauración Ecológica, al equipo del doctor (Luis) Zambrano”, contó la experta.
El mal manejo del ecosistema, indicó, ha provocado una disminución significativa de ejemplares a lo largo de los años. En 1998 se estimaban 6 mil ajolotes por kilómetro cuadrado, mientras que el último censo, realizado hace 10 años, arrojó que sólo había 36 por kilómetro cuadrado.
La manera en que la ciudadanía y los turistas conciben esta zona, consideró Mendoza, es fundamental para su conservación como Área Natural Protegida, aunado al cumplimiento de la normativa en materia de cambio de uso de suelo.
“Las dependencias correspondientes deben de ser muchísimo más estrictas a la hora de aplicar el reglamento que un Área Natural Protegida debería de tener. Eso implica que ciertas actividades incluyendo el turismo o el cambio de uso de suelo deben de estar súper reguladas (…) Algo muy negativo que pasa en Xochimilco es que tiene un gran potencial para poder tener un turismo diferente.
Sin embargo, todo lo que se permite es lo que incita a que realmente haya un mal manejo del ecosistema”, comentó la experta.
“No podemos cuidar lo que no conocemos, entonces una vez que nosotros empezamos a conocer esta situación, empezamos a conocer lo que es Xochimilco, quiénes viven allí (su biodiversidad). Es entonces cuando vamos a poder empezar a cambiar nuestra idea sobre lo que es Xochimilco”, agregó.
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