En 2023 se registraron cuatro mil 803 víctimas mortales en accidentes de tránsito ocurridos en zonas urbanas y suburbanas del país, de acuerdo con la Estadística ATUS del INEGI. Tan solo en la Ciudad de México, el Segundo Trimestre de 2024 cerró con 148 decesos y nueve mil 128 lesionados por hechos de tránsito, de los cuales, 31% fueron peatones, según cifras oficiales del gobierno capitalino.
Ernesto Mizrahi Haiat, empresario mexicano especialista en seguridad urbana, adviertió sobre la urgente necesidad de replantear el modelo de movilidad en México, donde la prioridad ha sido durante décadas el automóvil y no el peatón.
Esta lógica, señala, ha derivado en un rezago crítico en materia de seguridad vial, así como en un creciente impacto negativo para la salud pública, el desarrollo urbano equitativo y la vida misma.
“Desde los años sesenta diseñamos ciudades para los carros y no para la gente; y ahora, lamentablemente lo estamos pagando con vidas”, aseguró Ernesto Mizrahi Haiat.
Ante esta situación, el especialista hizo un llamado urgente para implementar políticas públicas bajo el enfoque de devolver la libertad de movilidad a los peatones planteando tres ejes centrales:
- Implementar metas de Visión Cero en los 32 estados del país, con una reducción de al menos el 50 % en víctimas fatales para 2030.
- Garantizar el rediseño de vialidades primarias con banquetas anchas, cruces seguros y límites de velocidad, bajo el modelo de calles completas.
“Cada kilómetro invertido en banquetas seguras o ciclovías salva más vidas por peso gastado que cualquier hospital”, subrayó Ernesto Mizrahi Haiat.
Ciudades como Oslo (Noruega), Barcelona (España) y Bogotá (Colombia) han demostrado que rediseñar la calle con enfoque en las personas sí es posible. En Oslo, por ejemplo, no se registraron muertes de peatones o ciclistas desde 2019, tras eliminar estacionamientos en calles céntricas y reducir los límites de velocidad.
En Barcelona, las “supermanzanas” han reducido hasta 25 % el tráfico vehicular y mejorado la seguridad en los cruces. “Si esas ciudades pudieron desandar el camino del automóvil, México también puede y debe hacerlo”, apuntó.
